jueves, 30 de abril de 2009

Período de las Guerra Púnicas

Como guerras púnicas son conocidas, las luchas entabladas entre los pueblos cartagineses y romanos hacia los años 264 al 146 a.C.

PRIMERA GUERRA PÚNICA 264-241 a.C.

El desencadenante de la primera guerra púnica lo encontramos, en la luchas continuas por la posesión de la isla de Sicilia. En el año 264 a.C. la isla se encontraba dividida entre cartagineses, siracusanos y mamertinos. Siendo los mamertinos atacados y derrotados por los siracusanos, le ofrecieron la plaza de Mesina.
Los cartagineses, mandados por Aníbal, veían peligrar sus intereses, por lo que se opusieron a esta entrega y ocuparon la ciudad, lo que provocó que los mamertinos, recurrieran con petición de auxilio, a sus vecinos los romanos, que obtuvieron así, el pretexto de iniciar sus conquistas en el Mediterráneo y norte de Africa.
Mandó el Senado romano a Apio Claudio con sus legiones a Sicilia, que después de dos intentos, burló la escuadra cartaginesa y llegó a la ciudad de Mesina.
Vencieron definitivamente a los cartagineses. Con la posterior toma de la ciudad de Agrigento, la isla excepto algunas plazas costeras, pasa a poder de los romanos.
Viendo la necesidad de conseguir supremacía marítima sobre los cartagineses, los romanos prepararon una gran escuadra, que obtuvo su primera victoria en las islas Eolias, siguiendo con las conquistas de Cerdeña, Córcega, Malta y Lípari.
Al observar Régulo la fragilidad de Cartago inició la conquista del norte de Africa, después de obtener una gran victoria naval en Ecnomo. Viendo el peligro que se le cernía, Cartago solicitó la paz que fue denegada por los romanos. Ante el inminente peligro, los cartagineses pidieron ayuda al general espartano Jantipo, que consiguió derrotar a Régulo en Clipea y durante cierto tiempo tornar la suerte de la guerra en favor de Cartago.
Después de algunas victorias cartaginesas, los romanos consiguieron nuevamente conquistar Sicilia, a excepción de alguna plaza, que fueron defendidas con audacia por Amilcar Barca.
Pero la falta de hombres y dinero para pagar a sus mercenarios, obligaron a Cartago a firmar una paz de condiciones durísimas.

SEGUNDA GUERRA PÚNICA 218-201 a.C.
La segunda guerra púnica fue provocada por los cartagineses, que buscaban el desquite de la derrota anterior, dirigidos por la familia de los Barca.
Desde la colonia fenicia de Gadir (Cádiz), Amílcar Barca comenzó la conquista de la Península ibérica, donde esperaba encontrar oro y plata y, sobre todo, buenos soldados.
Su hijo Aníbal, al intentar dominar el litoral mediterráneo, sitió y conquistó Sagunto, ciudad aliada de Roma, con lo que provocó la segunda guerra púnica.
La guerra tuvo unos inicios muy espectaculares: Aníbal, que era un magnífico general, intentó vencer a los romanos en su propio terreno mediante una guerra rápida.
Salió de Cartago Nova (actual Cartagena) en abril del año 218 a.C. y con un ejército de cincuenta mil hombres atravesó los Pirineos, remontó el Ródano, cruzó los Alpes y apareció en el valle del Po, cuando los romanos todavía le esperaban en la costa, por donde creían que intentaría pasar.
Después de varias victorias, Aníbal se fue acercando a Roma. Los romanos le hicieron frente en Cannas y sufrieron una grave derrota. Roma parecía perdida sin remedio, pero Aníbal no se atrevió a lanzarse inmediatamente contra la capital, a causa del cansancio y las pérdidas de su ejército.
Esta tregua fue aprovechada por los romanos para rehacerse, impidiendo la conquista de Roma y enviando un ejército a Hispania, para evitar que Aníbal recibiera refuerzos desde allí.
Enviaron otro ejército contra Cartago, por lo que Aníbal tuvo que abandonar Italia para defender su ciudad, siendo vencido por Escipión en Zama (202 a.C.), con lo que Cartago perdió su poderío.
Pasa medio siglo en el que Cartago vuelve a recuperar parte de su antiguo esplendor y por consiguiente, vuelve a generar el recelo de los romanos
Desembarcado el ejército romano en Utica se entrevista con los representantes cartagineses que ceden ante las imposiciones romanas y entregan sus armas.
Viendo Marco Ceaseronio desarmados a los cartagineses, ordenó el abandono de Cartago por sus habitantes para proceder a la verdadera intención de Roma, que no era otra que la destrucción total de la ciudad. Sintiéndose engañados los cartagineses, se alzan en armas.

TERCERA GUERRA PÚNICA 149-146 a.C.
Comienza la tercera guerra púnica, que se limita a la heroica defensa de la ciudad de Cartago entre los años 149 al 146 a.C. y en la que Roma no consigue doblegar la resistencia de los cartagineses y no les queda más recurso que mandar a su general más destacado, Publio Cornelio Escipión Emiliano.
En el año 146 a.C. Escipión toma Néferis y cerca definitivamente Cartago, iniciando posteriormente, el último asalto a la ciudad.

Tartessos


TARTESSOS: LA FORMACIÓN DEL PRIMER ESTADO INDEPENDIENTE ANDALUZ

Todo el largo proceso evolutivo en las culturas prehistóricas andaluzas culminará con Tartessos allá por el 1200 a.d.e.

Tartessos fue el primer organismo socio-político que supo aglutinar en forma de Estado antiguo a todas las formaciones históricas de Andalucía, en la primera demarcación política y social común dentro de un mismo espacio geográfico.

Tartessos era un ente a nivel geo-político perfectamente definido, en el que existía un Estado como organización social y de poder, con forma de Monarquía, con una gran proyección económica en todo el Mediterráneo.

Se puede considerar como el más antiguo Estado del Occidente pre-romano con una sociedad fuertemente organizada y con un gran desarrollo económico y cultural.

Durante largo tiempo fueron múltiples los lazos (no exentos de contradicciones y crisis) que este primer estado independiente de la Andalucía antigua mantuvo con los diversos pueblos del área mediterránea: fenicios, focenses, cretenses, etc. De la importante civilización tartésica dan fe los yacimientos arqueológicos de Mesa de Asta (Jerez), los del Cerro del Carambolo (Sevilla), Cabezo de la Joya (Huelva), etc., y las numerosas referencias en escritos de los antiguos griegos y romanos.

Tartessos estuvo abierto indudablemente a influencias orientalizantes pero supo adaptarlas sabiamente a su propia idiosincrasia.

Se puede afirmar que Andalucía, tanto en su prehistoria como en su proto-historia, mantiene una personalidad propia específica que la diferencia tanto de las culturas y pueblos del norte de África y Oriente Próximo, como del resto de la Península Ibérica y Europa.

jueves, 23 de abril de 2009

Guerra Civil en Andalucía


Almería fue el mayor refugio de la Guerra Civil en Andalucía

La Guerra Civil constituyó un acontecimiento histórico que marcó, de forma indeleble, el siglo XX. Aquel conflicto fratricida tuvo en Andalucía uno de sus principales focos, no sólo por el enfrentamiento entre defensores de la República y partidarios de la sublevación militar, sino por cuanto Sevilla se convirtió en la más importante base de operaciones del ejército franquista durante los primeros meses de guerra. Junto a ello también es reseñable el hecho de que en tierras andaluzas, más concretamente en Almería, se situasen algunos de los últimos focos de resistencia republicana antes de acabar la lucha

La Guerra Civil de 1936–1939 constituyó un acontecimiento histórico que marcó, de forma indeleble, el siglo XX. Aquel conflicto fratricida tuvo en Andalucía uno de sus principales focos, no sólo por el enfrentamiento entre defensores de la República y partidarios de la sublevación militar, sino por cuanto Sevilla se convirtió en la más importante base de operaciones del ejército franquista durante los primeros meses de guerra, cuya repercusión militar fue decisiva. Junto a ello, el hecho de que en tierras andaluzas, más concretamente en Almería, se situasen algunos de los últimos focos de resistencia republicana antes de acabar la lucha.

Los magnicidios de Blas Infante y de García Lorca pusieron de relieve hasta dónde llegaba el enfrentamiento entre los bandos contendientes, y junto a sus muertes, la de miles de personas que perdieron la vida a manos de sus enemigos, víctimas de venganzas, odios o rencillas personales. También los años siguientes a 1939 se vivieron como una prolongación de la guerra como consecuencia de la grave represión ejercida por los vencedores.

Coordinado por el profesor Juan Antonio Lacomba, los lectores de Andalucía en la Historia podrán acercarse, de la mano de prestigiosos especialistas, a variados aspectos de cómo se vivió aquel triste episodio en tierras andaluzas.

Nuestro perfil biográfico está dedicado a uno de los grandes políticos del siglo XIX: Nicolás Salmerón Alonso, ilustre almeriense que ejerció como presidente de la I República y como uno de los intelectuales de mayor fuste de esa centuria. Su figura es estudiada por Fernando Martínez López. El estudio del patrimonio artístico está dedicado, en esta ocasión, a las murallas de Niebla (Huelva), realizado por Francisco Gómez Toscano. En Niebla se halla uno de los recintos amurallados andaluces mejor conservados y de mayor valor histórico relacionado con la época musulmana.

Los artículos que configuran el conjunto de este número van desde el estudio de los templarios en Andalucía hecho por Juan Eslava Galán, hasta el análisis de una época tan agitada como fue el sexenio revolucionario (1868–1874) en la ciudad de Linares, por López Villarejo.

Asimismo, conoceremos, a través de la pluma de Jesús Maeso, la presencia de los fenicios en las Columnas de Hércules o el drama vivido por los jesuitas, al ser expulsados de Andalucía bajo el reinado de Carlos III, estudiado por Soto Antuñedo. También el lector se encontrará con la historia, ya centenaria, del observatorio astronómico de Cartuja, en Granada, pionero en investigación y procesamiento de datos durante mucho tiempo, abordado por el profesor Piñar Santos. Por su parte, Antonio Llaguno nos presentará las andanzas de un conquistador andaluz en pleno corazón de África: Yuder Pachá.

http://www.youtube.com/watch?v=g8bpSYXKsuA